Voy a hacer una reflexión desde el privilegio de haber vivido el 2020 con trabajo y salud y con mis necesidades básicas cubiertas, aunque con alguna pérdida.
Partiendo de esta base, y aunque las circunstancias han sido bastante raras, no me gusta definir el 2020 como "una mierda" y "menos mal que se acabó". Me niego a borrarlo de mi vida como si no hubiera existido, porque existió, y es tan importante como cualquier otro, por bueno que lo recuerde.
En 2020 se consolidó en mi vida frenar, saborear la cotidianeidad, el presente, el aquí y ahora, el disfrutar de un momento concreto, de una charla, de un paseo con una amiga, de videoconferencias esenciales para mantener la cordura, de reafirmar mi relación de pareja, de ver y aprovechar un momento de intimidad, de ser creativa y de poner en práctica nuevas ideas casi cada día para adaptarme a las circunstancias y mantener el ánimo estable (que no alto).
No siempre ha sido fácil, y anímicamente ha habido momentos y días muy tensos y tristes, pero ha sido el año de darme cuenta de que la vida es esto que vivimos cada día. Y que qué suerte vivirla con Sergio 💚
Comentarios
Publicar un comentario